Diario de un confinado

Diario de un confinado.
Día 1.
Hoy es mí primer día en casa de manera obligatoria. He tenido muchas expectativas acerca de lo que implicará, pero la primera es cuánto podré soportarlo...han pasado unos minutos y creo que no voy a resistir, tengo miedo, me he quebrado....
Día 2
Después de sufrir lo insufrible creo que he mejorado mucho, en este día he dormido, levantándome sólo para las necesidades básicas: comer, ir al baño, comer, ir al baño...Que eterno es el tiempo cuando pierdes a este de referencia...
Día 3.
Auxilio...
Día 4.
He salido la primera vez al mundo después de un largo encierro. Las personas parecen raras, es como si la humanidad hubiera cambiado nuestras costrumbres, nuestra forma de ser...mentiras, las personas se colan en las filas para el supermercado y los conductores pasan los semáforos en rojo: seguimos siendo los mismos.
Día 5.
Veo televisión y trato de leer un poco, aunque no tengo muy incorporado el hábito. Rápidamente me disperso de estas dos actividades. Decido salir al balcón y observar el comportamiento de la gente, pero no hay mucha para ver, al menos no donde vivo, pues mamá dice que por su casa hay muchas personas afuera, que tiene miedo. Ahora yo también lo tengo, acabo de descubrir que el confinamiento estratifica: los ricos en sus casas o fincas se cuidan, los pobres a la calle a tratar de rebuscarse la vida.
Día 6.
Han pasado no se cuántos días, el tiempo ha empezado a realizar estragos, dejó de ser amigo y ahora todo parece un eterno momento. He tenido oportunidad de pensar, en mi vida, en la vida en general. Soy afortunado, pese al disgusto que ahora tengo con él, de tener tiempo para reflexionar sobro todo. Lo primero que he pensado es que la humanidad es una plaga, que todo esto es su culpa y que no cambiaremos nada. No niego que hay brotes de esperanza que nos da una sensación pasajera de tranquilidad, pero sólo es momentánea, efímera, superflua...A la menor oportunidad, hacemos lo mejor que sabemos, portarnos como humanos: inconscientes, desconsiderados, egoístas: humanos al fin de cuentas. Ya veremos si nuestra animalidad termina siendo superior a nuestra supuesta racionalidad...
Día 7.
Las paredes se acercan mucho a mí, he visto que me miran de manera desprevenida, al menos lo hace la mancha de humedad del rincón de la alcoba: tengo miedo. He dicho a mi esposa que si muero no quiero velorios, -idiota, me dicho, nadie puede ser velado, así que relájate-. He sentido alivio por ello, aunque pienso en el terror de estar en un ataúd, me produce miedo los espacios reducidos. Pienso en mí miedo a las paredes de la casa y a las paredes del ataúd, trato de igualar el terror pero es imposible, definitivamente me da más miedo la mancha que me habla.}
Día 8.
He decidido descansar mucho hoy, así que no he hecho nada, salvo no hacer nada, lo que implica hacer algo para no esforzarme haciendo algo.
Día 9.
He salido a la calle, no hay gente en ella. Voy a casa de mi madre pero no la encuentro, tampoco está el resto de mi familia. He ido al supermercado y las puertas estaban abiertas, el interior con muestras de abandono, parece que de mucho tiempo. Sólo hay pocos productos en las despensas, muestra clara de saqueos...las calles continúan solas. Regreso a casa y mi esposa tampoco está. Nadie en el edificio responde, sólo escucho gemidos, parece que el apocalipsis ha llegado, veo lo que antes eran personas que se acercan a mí, tengo miedo...!O dios, gracias¡ He despertado, me había quedado dormido viendo de "the walking dead".
Día 10.
"Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas, ven no tardes tanto". Fin del rosario...

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